lunes, 5 de julio de 2010

la novela

Esa novela no la hice yo, está claro; pero sin mí qué sería de ella. Yo ni el nombre para hacer algo así, tengo. Si la mayoría, cuando les termino de limpiar la pileta me dicen: "Che... ¿cómo era tu nombre?, ¿cuánto te debo?" Me llamo cómo era tu nombre, entonces. O piletero, de cuando llaman y dicen: "¿Hablo con el piletero...?" Pero eso pasa mucho en verano. En invierno no. Con el calor la gente se pone olvidadiza, piensa en otra cosa. No los justifico, eh, también puede ser que los del verano sean clientes de ocasión, y los del invierno ya me conozcan un poco más.


Igual la novela se escribió en invierno, casi toda. Y toda la segunda parte se perdió y hubo que volver a hacerla. Yo lo vi al tipo, desesperado. Se fue a lo de Billy, le pidió ayuda al cuñado de Billy, que estaba ahí de reunión, porque era domingo, lloviznaba, y este cuñado es especialista en sistemas y capaz que podía hacer algo pero no se pudo. Entonces el tipo se armó una hoja con lo que se acordaba, porque él es el más olvidadizo que existe, la verdad, y se puso a escribir todo otra vez. Tan olvidadizo que hasta se olvida de mí, a veces, y me deja las mangueras agujereadas, los alargues rotos. Hasta una vez se olvidó que la moto furgón, la Muravey, esa que uso cuando el Mehari tiene problemas, tenía una goma pinchada y me hizo llantearla hasta la YPF, porque no se acordaba dónde estaba la llave cruz.

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