domingo, 12 de septiembre de 2010

zarpullido

me salió un zarpullido en las piernas, por las botas de goma. recomiendo irricutan, una pomadita color rosa pálido.

viernes, 6 de agosto de 2010

números

julio 2006   52 piletas
julio 2007 112 piletas
julio 2008 141 piletas
julio 2009 175 piletas
julio 2010 166 piletas

Si el viernes pasado no llovía, julio de 2010 quedaba igual que julio de 2009, o capaz que un poco arriba, una pena.

miércoles, 4 de agosto de 2010

jubilado con vaquero

El tipo es un sorete. La mujer llamó la semana pasada, después de cuatro meses, para que le vaya a limpiar. Mire que no sé cuánto voy a cobrarle, dije, y ella discutió un poco, pero con todo el otoño encima y un cacho de invierno y todas las tormentas que hubo en estos meses esa pileta iba a ser un kilombo y entonces nunca se sabe, así que me dijo que vaya igual y hoy fui y lo dejé a Maxi trabajando y volví a las dos horas y ya casi terminaba. Una pileta se limpia en 40 minutos, promedio, o sea que en dos horas se hacen 3 piletas. Llegué justo, qué suerte, le dije a Maxi, que empezaba a levantar las mangueras. Sí, justo, igual el viejo se acaba de ir a bañar. ¿Hay que esperarlo? Dijo así. Claro que había que esperarlo. Un viejo jubilado que se cree pomada, que se debe perfumar hasta el ojete, no va a salir de la ducha para pagarle al piletero. Sí, porque es un viejo que anda de vaquero, porque no son jeans, son vaqueros, los de los jubilados son vaqueros, ¿no? Anda en vaquero, y en verano va con el pecho al aire, los pelos canosos y enrulados, finitos, de viejo, alrededor de las tetillas, y una onda medio yo me las conozco todas, soy re capo. Tiene un auto rojo, re trampa, y la casa en venta desde hace varios años, que fue cuando la mujer le descubrió un fato y le pidió el divorcio. Igual viven juntos, los viejos, y tan mal no se llevan. Por lo menos adelante mío mal no se llevan. Y hasta parece que es toda una cosa rara, lo de la casa y el fato y los celos, porque mi amigo Billy, que el año pasado andaba buscando casa para mudarse, llamó varias veces para ir a ver esa casa, y nunca le dieron bola, como si no quisieran venderla. Pero el cartel de vende está, hace bastante que está. Bueno, la cosa es que uno no puede quedarse a esperar a que un viejo bacán se bañe para cobrar los 60 mangos que pensaba cobrarle así que me fui y pasé al mediodía. No estaba, o no quiso atender. Cuando no te quieren pagar no te atienden, es fácil. Así que dejé una notita para que me llame y me diga cuándo pasar a cobrar. Pero ni llamó, el sorete. Ni va a llamar, porque ahora el sacacorcho que va a tener que llamar soy yo, obvio. O esperar cuatro meses más. Viejo garca, ojalá te reviente el corazón como cuando te pegan un hondazo y te mueras así, todo retorcido de dolor mientras el corazón se te estruja, soretón.

sábado, 31 de julio de 2010

el miércoles pasado

El tipo de Moby, donde venden cosas para piletas, sobre Colectora, Colectora y Triunvirato, me ve llegar emponchado (salía de una gripe) y me dice bueno, bueno, bueno, acá está el que convirtió este trabajo en verdad existencialista, este no es cualquier cliente, vamos a ponerle una foto, acá. Después habló de la nota de Ñ y dijo algo así como lo único es que acá parece Estambul, ¿quién escribe eso?, describe un lugar que desconozco totalmente... Antes, una clienta (Balbastro y Alvear, Claudia, antropóloga) me había parado en seco. Tengo que hablar con vos. Tomá, lo que te debo (me da un billete de 100), lo que sobra anotalo. Y decime, ¿así que sos escritor? Después habló como media hora. Ya tengo tu novela, voy por la mitad. Me gustó lo del cloro y la lavandina. Y lo del alemán que te hace trabajar con lluvia. Estoy esperando a ver cuándo aparezco. En algún momento pienso que puede ser, como hablás de Balbastro. O a lo mejor es demasiado, ¿no?, ¿me creo muy importante, no? Pero bueno, espero algo así como la loca que encierra al perrito, o la gorda que va en bici con la raqueta (es que la señora pasa muuucho tiempo jugando al tenis en el Caza y Pesca).  Y entonces me cuenta de un jardinero-piletero que tenía antes. Se llamaba Gustavo y no apareció más. ¿Vos lo conocés? Es uruguayo. ¿Se habrá vuelto a Uruguay? Es que tuvo un problema muy grande, acá, y vos le heredaste todos los clientes de esta cuadra. Parece que el tipo estaba un poco cansado. Y había un perrito (caniche) que cada vez que pasaba la máquina de cortar pasto lo volvía loco. Hasta que un día la levantó un poco y el perrito pasó por abajo. Claudia se encontró a la dueña en la veterinaria con el perrito y una pata amputada. La vieja decía que le iba a hacer juicio a ese hijo de puta. ¿Quién se cree que es? Mientras Claudia habla pienso en el perrito que ella misma guarda cada vez que voy. Yo no uso máquinas capaces de matar perros, pienso. Igual es bueno que tenga cuidado, porque los perritos esos te sacan de quicio, posta. Podría agarrarlo y ahogarlo en la pileta, tranquilamente. Cuando me voy pienso en Gustavo y en el Tavo de la novela. Capaz que sean el mismo.

viernes, 16 de julio de 2010

Susana Budassi y el Jockey Club de Don Torcuato


Se queja porque a su amiga Sonia Budassi en una nota de su novela le pusieron Susana. Y porque mandaron Jockey Club en vez de Hindú Club. Si me preguntaban a mí ponían todo otra cosa, todo bien, o les decía todo mal a propósito. ¿Por qué en vez de ir a hacer esas pelotudeces no me arregla las mangueras? Hay una que no va más. Hoy uno de los pibes inundó un jardín y se mojó todas las patas, con este frío.
Y después está el cerco. ¿Cuánto tiempo va a esperar? Sabe que no lo puedo hacer solo, que tiene que estar él, y me deja ahí, esperando. A veces pienso que me lo hace a propósito. Igual, este fin de semana avanzó bastante, y me dice que este sábado vienen unos parientes de San Luis y lo terminamos, que la gente de allá nos ayuda y todo va a estar bien, que es mi premio por estos días de tanto frío y trabajar con las manos peladas, que con el frío y el sol se ponen rojas como cangrejos.

viernes, 9 de julio de 2010

ni me acuerdo el nombre de la vieja

A él le gusta llamarme el pibe de mantenimiento. Se rompe una manguera, un alargue, y le dice a los muchachos: tengo que llamar al pibe de mantenimiento, no vino el pibe de mantenimiento, no tiene tiempo, ahora, tenés que usar todo así como está, el año que viene capaz que lo tenés arreglado. ¿Sabe alguien lo que cuesta limpiar una pileta con la manguera rota? La manguera de chupar, digo, la que va adentro de la pileta. Si la mugre está pegada no sale, o hay que pasar diez veces para que levante un poco, y las rayas igual quedan. Si está nublado o el sol pega de costado, como pasa en invierno, casi no se notan. Pero en cuanto el sol pega de arriba se ven todos los rayones de mugre.
En esa época trabajaba con Jota, que es Joaquín Linne. La pileta era redonda y en realidad eran dos piletas separadas por una pared. Una muy bajita, para niños, y la otra como de dos metros de profundidad en toda la superficie. La mugre siempre se pegaba, y se formaban hongos, y la vieja siempre nos hacía cepillar. Era de esas piletas que necesitan ácido sí o sí, andá a saber por qué. La cosa es que íbamos temprano a limpiar, para no cruzarnos con el marido de la vieja, que una vez me había acusado de robarle una máquina de cortar pasto y una bordeadora, y no sé si otras herramientas que tenía en el fondo.
-Yo no soy jardinero -le dije.
-No sé, vos sos nuevo acá, te lo digo para que tengas cuidado.
Jota limpiaba y yo silbaba una canción brasilera mientras pasaba el sacahojas. Pelotudo, pensaba.
Ese día entonces fuimos temprano y la pileta costó pero quedó bien. Siempre costaba, y quedaba lo mejor que se podía. Y estaba nublado, esto hay que decir. Y era verano. Bueno, la cosa es que el sol salió, a eso de las cuatro, cinco de la tarde, y se ve que con el sol salió la vieja, vio la pileta, vio las rayas y llamó.
-Ya la limpiamos.
-Pero quedó toda rayada.
-¿Hay que volver a limpiar?
-Y...
En esa época trabajábamos hasta las seis. Y a las seis menos cuarto le digo a Jota que quedaba una, la redonda.
-¿Otra vez?
-Y...
En esa yo y él éramos casi la misma cosa. Jota no sé, pero yo sí, era uno solo. Ahora el que escribió la novela a la vieja le diría:
-Señora, paso mañana, y me tiene que pagar otra limpieza.
Este verano ya le pasó, con uno que quería que le vuelvan a limpiar porque la pileta le había vuelto a decantar.
-Si le pone mucho decantadro la pileta sigue decantando y hay que volver a limpiar.
-¿Cuándo venís?
-Mañana, y le cobro otra limpieza.
-Bueno, veo y te llamo.
No llamó más.
La vieja, aquella vez, no pagó otra limpieza. Y encima se hacía la enojada. Siempre estaba enojada, en realidad. Jota la odiaba. Cuando Jota no trabajó más, los ayudantes nuevos también la odiaban. Y a los inquilinos que fueron a vivir ahí cuando la vieja se mudó a Capital también, los odiaban. En esa casa había algo raro. El que escribió la novela a veces pasa por esa cuadra. Una esquina, en realidad: Susini y Reybaud. Hace mucho que esa pileta no se hace más. Los inquilinos se fueron (debían un mes de mantenimiento, nunca lo pagaron: el más copado quedó en pasar una vez por acá a dejar la plata, pero nunca vino), la casa se vendió, los nuevos dueños hicieron reformas, tantas que hasta construyeron un muro de dos metros en el lateral del terreno que daba a la pileta y desde entonces la pileta no se ve más. Una vez el que escribió la novela se fijó en google earth y vio, de hecho, que la pileta no está más. Pero hicieron otra: rectangular, grande, como de 10x5, moderna. Y pasa, eh, cada tanto pasa, aunque no se vea nada, como si en esa casa algo hubiera pasado. Hasta yo paso, a veces. Tengo miedo de que algún día el Mehari se me quede en la puerta y salga alguien a preguntar, porque acá la gente es de ver algo raro y asustarse, o llamar al 911. En ese caso no sé quién contestaría, capaz que conteste el que escribió la novela, sería mejor, porque si me dejan hablar a mí soy capaz de decir cualquier cosa.

lunes, 5 de julio de 2010

la novela

Esa novela no la hice yo, está claro; pero sin mí qué sería de ella. Yo ni el nombre para hacer algo así, tengo. Si la mayoría, cuando les termino de limpiar la pileta me dicen: "Che... ¿cómo era tu nombre?, ¿cuánto te debo?" Me llamo cómo era tu nombre, entonces. O piletero, de cuando llaman y dicen: "¿Hablo con el piletero...?" Pero eso pasa mucho en verano. En invierno no. Con el calor la gente se pone olvidadiza, piensa en otra cosa. No los justifico, eh, también puede ser que los del verano sean clientes de ocasión, y los del invierno ya me conozcan un poco más.


Igual la novela se escribió en invierno, casi toda. Y toda la segunda parte se perdió y hubo que volver a hacerla. Yo lo vi al tipo, desesperado. Se fue a lo de Billy, le pidió ayuda al cuñado de Billy, que estaba ahí de reunión, porque era domingo, lloviznaba, y este cuñado es especialista en sistemas y capaz que podía hacer algo pero no se pudo. Entonces el tipo se armó una hoja con lo que se acordaba, porque él es el más olvidadizo que existe, la verdad, y se puso a escribir todo otra vez. Tan olvidadizo que hasta se olvida de mí, a veces, y me deja las mangueras agujereadas, los alargues rotos. Hasta una vez se olvidó que la moto furgón, la Muravey, esa que uso cuando el Mehari tiene problemas, tenía una goma pinchada y me hizo llantearla hasta la YPF, porque no se acordaba dónde estaba la llave cruz.

sábado, 3 de julio de 2010

números

junio 2006  67 piletas
junio 2007 136 piletas
junio 2008 174 piletas
junio 2009 152 piletas
junio 2010 149 piletas

igual, el peor mes siempre es agosto

mejor mes histórico
enero 2010 372 piletas

miércoles, 23 de junio de 2010

sin trompo

Había que hacer la mezcla en el piso, a pala, o inventar otra cosa, mezcladora no tengo. Agarré uno de los tachos para pastillas de cloro, cargan 50kg de pastillas o polvo, lo vacié, le metí las proporciones de cada cosa (arena, cemento, piedra, agua), le puse la tapa y lo hice rodar para un lado y para el otro del jardín, de rodillas. Después lo abrí y con una pala angosta fui sacando y metiendo en los pozos. Antes le había metido unos tornillos a los postes, para que agarren mejor. No quedó muy parejo, no usé nivel, nada; pero va a andar, cuando le meta el cerco tiene que andar.

martes, 22 de junio de 2010

hoy lleno los pozos, ya van a ver

Hoy compro el cemento, lo juro, y sigo con ese puto cerco. Lo de la lluvia al final no se dio, y los pozos se secaron bien. Igual hubo que sacar el agua con un tachito, por lo que ya dije de la tierra, que es tan impermeable (no tengo foto, perdón). Una vez mi primo Julio me dijo que cuando llovía había que esperar para rellenar pozos así. Él sabe, hizo una técnica. Hablaba de un encadenado que estaba armando para levantar una tapia al fondo de su casa en Villa Mercedes, San Luis. Allá es seco, porque es desierto, y tanto problema no hay. Acá estamos acostumbrados a rellenar en cualquier momento. El encadenado de mi casa, por ejemplo, se rellenó con la tierra bastante húmeda, porque acá la tierra no se seca nunca, salvo en verano, con el sol a pique, y sin sombra.

martes, 15 de junio de 2010

el agua en los pozos

Si sigue lloviendo, y parece que sigue, va a haber que esperar. Los pozos para los postes del cerco están con agua y justo en esa parte la tierra, no sé por qué, es bastante impermeable y retiene mucho la humedad. Con el atraso Billy me ofreció ayuda. Pero él trabaja toda la semana, en capital, y el fin de semana está con la familia. Salvo que se venga el sábado, que su mujer trabaja. Se viene con los hijos, juegan con los míos mientras nosotros armamos todo. Aunque este fin de semana es largo, y casi seguro que se van para Navarro, de donde son todos ellos. Algunas de las historias de Billy en Navarro, y en Sol de Mayo, y en los campos de por allá, están en Barrefondo. Cuando lea la novela se va a poner contento. No sabe nada. Igual hay que ver si la lee. Cuando lo conocí, hace un par de años, mi dijo que él no leía nada, ni el diario. Pero que de escuchar en la radio a Ari Paluch le había comprado el libro y lo tenía en la mesita de luz. "¿Lo leíste?" "Lo tengo ahí, lo empecé, pero es lo mismo que dice en la radio".

sábado, 12 de junio de 2010

sábado llovería

Ayer viernes, ya tarde, llama una de las nuevas.
-¿Podés venir mañana? Se ve que ha soplado el viento y se ha llenado de hojas el fondo.
La mina es argentina, se le nota en varias cosas. Pero habla a lo venezolano porque vivió unos años allá.
Fuera de temporada los sábados no trabajo, la semana pasada le dije. Pero como a las nuevas siempre hay que decirles que sí -eso dice el manual del piletero-, hablamos un rato de las hojas, de cuánto tardan en pudrirse, en pudrir el agua, y al final le digo que va a llover, eso dice el pronóstico, que si no llueve voy, y me pongo a rezar, como cuando era creyente, para que llueva. Ahora me levanto y el cielo es una plancha de plomo, se viene encima en cualquier momento; y además hoy es el partido: tendría que llamar a Billy para verlo juntos. Porque mi mujer se va a verlo con amigas, con la mujer de Billy, por ejemplo, a la ortopedia de la hermana, donde trabaja los sábados, y yo me quedo solo con los chicos.

jueves, 10 de junio de 2010

piedras del terraplén

Volví de trabajar a las cuatro, cuatro y cuarto. No vine directo a casa. Necesitaba cascotes para amurar los postes al piso, y como por acá la gente siempre deja alguna montaña de escombros me puse a recorrer. Vi dos montañitas, justo a la vuelta de casa, del lado del terraplén. Llegué, inflé la rueda de la carretilla. Mis hijos habían dejado fuera de lugar el inflador, pero lo encontré. El pico adaptador estaba en la caja de herramientas y como se había trabado tuve que pasarle un alambre. Inflé y salí. El sol bajaba, pero todavía pegaba un poco y tanto frío no hacía. La primera montaña estaba en la esquina, en la puerta de una casa en obra. Pensé que en una de esas necesitaban los cascotes. Toqué el timbre, tres veces, hasta que me atendieron. Sí, los iban a usar, me dijeron. Seguí. La otra montaña creo que estaba bastante más adelante, en la otra cuadra. Y en el camino encuentro unas piedritas y las junto. Después me doy cuenta de que las pusieron ahí para tapar un pozo de la calle de tierra y las devuelvo. No me dan ganas de seguir. De un lado las casas, la gente durmiendo la siesta, seguro, y del otro el terraplén. Miro el terraplén, que es una montaña de piedras sobre la que están las vías sobre las que pasa el tren, y me cruzo. Hay un caminito, pasás directo, el alambado se lo robaron hace años; yo hoy me robo una carretilla de piedras.

miércoles, 9 de junio de 2010

para qué ese cerco



En cada pozo va un poste, y entre poste y poste va una tira de maderas verticales que arman el cerco. Al pozo se le mete una mezcla de cemento, arena y piedras y entonces el poste queda firme. Conviene meterle clavos, al poste, para que agarre mejor. Atrás del cerco van a ir todos esos bidones, parados sobre tarimas. Y al fondo, atrás de esa cucha de perro que uso para guardar las bombas, va a ir un tanque de 1000 litros que va a almacenar cloro, entre la cucha y el alambre, bien cerca de la calle para que el camión cisterna desembuche el cloro lo más rápido que pueda. El cerco es para que mis hijos no se acerquen a nada de todo eso. Hasta ahora no lo había armado, al cerco, porque no lo necesitaba, pero ahora sí: este verano tengo que vender mucho cloro, este verano me va a salir el cloro por las puntas de los dedos.

billy

la sierra de Billy

El domingo, o el sábado, esos días en invierno siempre se me mezclan, empiezo con el cerco: corto los palos que van a ir de postes, corto las maderas que van a ir de cerco, les paso brea a los postes, los pinto, los pongo a secar. La sierra que me prestó Billy es buenísima. Salvo en las partes húmedas de la madera, que son como de goma, casi no tenés que hacer fuerza. Y para las partes húmedas está la sierrita cortafierro: esa me la dio mi suegra, y creo que se olvidó de que la tengo yo, porque hace rato que estaba ahí guardada, medio perdida, de la vez que la usé para darle a unos caños. Ya se va a acordar, igual.

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